Un cambio en el corazón.
“Hallamos gozo en el esfuerzo constante por experimentar un cambio en el corazón al aceptar la expiación de Jesucristo en nuestra vida.[1]”
Tras ir revisando detenidamente las escrituras y en especial el Libro de Mormón, es posible notar
Cuando Ammón entra al pueblo lamanita y luego de varios hechos relevante, el rey Lamoni experimenta en gran cambio en su corazón, él, su esposa y sus siervos comienzan a recibir la fuerte influencia del espíritu santo, el cual se derramaba generosamente en todos los que estaban en esa sala. Una vez se levanta Ammón y comienza a ministrarles, se describe el siguiente texto por parte se los siervos de Lamoni:
“Y aconteció que cuando Ammón se levantó, también él les ministró[2], y lo mismo hicieron todos los siervos de Lamoni; y todos declararon al pueblo la misma cosa: Que había habido un cambio en sus corazones, y que ya no tenían más deseos de hacer lo malo.
Con lo anterior existe un efecto inmediato en aquellos que reciben un cambio en el corazón:
Samuel el Lamanita, al referirse a al firme arrepentimiento que experimentaban los fieles lamanitas convertidos al Señor, recalca.
“Y he aquí, sabéis por vosotros mismos, porque lo habéis presenciado, que cuantos de ellos llegan al conocimiento de la verdad, y a saber de las inicuas y abominables tradiciones de sus padres, y son conducidos a creer las Santas Escrituras, sí, las profecías escritas de los santos profetas, que los llevan a la fe en el Señor y al arrepentimiento, esa fe y arrepentimiento que efectúan un cambio de corazón en ellos; por lo tanto, cuantos han llegado a este punto, sabéis por vosotros mismos que son firmes e inmutables en la fe, y en aquello con lo que se les ha hecho libres.
Y también sabéis que han enterrado sus armas de guerra, y temen empuñarlas, no sea que de alguna manera ellos pequen; sí, veis que tienen miedo de pecar, pues he aquí, se dejan hollar y matar por sus enemigos, y no alzan la espada en contra de ellos; y esto a causa de su fe en Cristo.”[4]
Y también sabéis que han enterrado sus armas de guerra, y temen empuñarlas, no sea que de alguna manera ellos pequen; sí, veis que tienen miedo de pecar, pues he aquí, se dejan hollar y matar por sus enemigos, y no alzan la espada en contra de ellos; y esto a causa de su fe en Cristo.”[4]
Los lamanitas convertidos sintieron el cambio al llegar la luz del evangelio a sus vidas, fueron agradecidos y valoraron estar cerca del señor mostrando su fidelidad y constancia. Su corazón se había vuelto para el Señor.
Luego del gran discurso del Rey Benjamín, este quiso conocer como sus palabras habían penetrado en su pueblo. La respuesta a su pregunta no se dejó esperar:
“Y todos clamaron a una voz, diciendo: Sí, creemos todas las palabras que nos has hablado; y además, sabemos de su certeza y verdad por el Espíritu del Señor Omnipotente, el cual ha efectuado un potente cambio en nosotros, o sea, en nuestros corazones, por lo que ya no tenemos más disposición a obrar mal, sino a hacer lo bueno continuamente.”[5]
Al relacionar estas tres escrituras podemos observar que:
- El Libro de Mormón es muy preciso al enseñar lo que significa experimentar un arrepentimiento y el “cambio en el corazón”
- El mensaje del evangelio es capaz de realizar cambios en las personas que, de otra forma sería imposible esperar. El caso de los lamanitas es retratado continuamente en las escrituras. Personas que sentían un odio profundo por los nefitas, llegaron al conocimientos de las falsas tradiciones de sus padres, se arrepintieron y experimentaron el nacer de Cristo.
- Se precisa que luego de experimentar el cambio en el corazón, debe existir el deseo de no tocar más lo malo y se suma la acción de, hacer lo bueno continuamente (Ser inmutable en las cosas de Dios)
- En las escrituras, quienes hicieron su cambio en el corazón, nunca más volvieron a enredarse con los pecados de su vida pasada.
[1] JUNIO 2016 EXPERIMENTAR UN CAMBIO EN EL CORAZÓN
[2] Es interesante destacar que existió un grupo de personas que, presenció todos los milagros que le ocurrieron al rey, su esposa y siervos. Quizás el mismo grupo que llamó “mounstruo” a Ammón que: “...no quisieron oír sus palabras; por tanto, siguieron su camino.” 32.
[3] Alma 19:33
[4] Hélaman 15:7-9
[5] Mosíah 5:3
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