El Señor prepara nuestros corazones y mentes.
Luego de la llegada de Alma y Amulek a la tierra de Zarahemla, el evangelio se siguió proclamando por toda la tierra…
”Y no había desigualdad entre ellos; y el Señor derramó su Espíritu sobre toda la faz de la tierra a fin de preparar la mente de los hijos de los hombres, o sea, preparar sus corazones para recibir la palabra que se enseñaría entre ellos en el día de su venida, a fin de que no se endurecieran contra la palabra, para que no fuesen incrédulos y procediesen a la destrucción; sino que recibieran la palabra con gozo..., y que, como rama, fuesen injertados en la verdadera vid para que entraran en el reposo del Señor su Dios.”
No logramos conocer con certeza los detalles de la preparación que realiza el Señor en cada uno de nosotros. Quizás para el caso de los nefitas, la guerra y el sufrimiento fueron una instancia necesaria, de acuerdo con la sabiduría del Señor, para que cuando recibieran el evangelio, su corazón no se endureciera.
Podemos preguntarnos ahora, de lo que estamos viviendo en este momento, ¿Qué cosa querrá el Señor enseñarnos? ¿Qué lecciones nos está mostrando a fin de prepararnos para cosas más grandes?
Durante la misión, nuestro presidente David López, siempre nos instaba a observar con mucha cercanía la realidad de todas las personas y familias que viéramos, analizar y concluir qué lección nos estaba mostrando el Señor a través de la experiencia de conocerlos.
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